Lectura #1 - Noveno
El impacto ambiental de la
contaminación tecnológica
Suena el despertador. Empiezas el día
revisando las noticias en tu teléfono inteligente, conectado a la wifi de tu
casa. En el transporte público camino al trabajo aprovechas para consultar tus
redes sociales y escribir unos cuantos whatsapps, conectado a la red 4G del
operador telefónico.
Ya en el trabajo, enciendes el
portátil, te conectas a la red interna y empiezas con tus actividades diarias.
Acabas la jornada laboral, tu pulsera inteligente te dice que hay que hacer
algo de ejercicio, así que usas un servicio de bicicleta compartida para volver
a casa, donde pides comida a domicilio y ves un par de episodios de esa serie
de Netflix a la que estás enganchado.
Seguro que todos nos sentimos
identificados con esta rutina diaria. De hecho, en el mundo hay actualmente más
de 3.500 millones de teléfonos inteligentes y 22.000 millones de dispositivos
conectados a Internet, y todo parece indicar que esas cantidades se duplicarán
durante esta década, en parte gracias a nuevas tecnologías como el 5G. Todo
estará conectado a Internet, intercambiando información que será almacenada y
procesada en grandes centros de datos.
Los beneficios y las oportunidades de
esta revolución digital son innegables, pero también presenta problemas
evidentes y otros que no lo son tanto. Temas de privacidad, seguridad y
confidencialidad aparte, somos poco conscientes del impacto ambiental de la
tecnología. En este artículo te contaremos qué es y en qué consiste la contaminación
tecnológica.
Tipos de contaminación tecnológica
El uso de prácticamente cualquier
bien de consumo, como los productos o servicios tecnológicos, tiene algún tipo
de impacto sobre el medio ambiente. Si tuviéramos que clasificar diferentes
ejemplos de contaminación tecnológica según los riesgos asociados, podríamos
hablar de aquellos derivados de la fabricación de productos tecnológicos, del
uso de los mismos y de su disposición final cuando terminan su vida útil.
Fabricación de dispositivos
tecnológicos: lucha por las materias primas
Teléfonos móviles, portátiles,
ordenadores de escritorio, baterías y todo tipo de gadgets tecnológicos están
formados por elementos como el zinc, el cobre, el hierro o el aluminio, metales
preciosos como el oro, el platino o la plata y compuestos metálicos menos
conocidos como el coltán, así como diferentes tipos de plásticos y de vidrio.
La industria minera es la principal
proveedora de las materias primas metálicas necesarias para la fabricación de
aparatos electrónicos. Extraer materias primas y refinarlas es una actividad
con un impacto ambiental y paisajístico muy grande. Para complicar la
situación, gran parte de las minas están situadas en países en vías de
desarrollo, sobre todo en el continente africano, muchas de ellas en estados
fallidos, con gobernantes corruptos y legislaciones medioambientales cuanto
menos relajadas.
Entre las materias primas más
deseadas destaca especialmente el coltán, denominado “oro negro”, un metal que
contiene tantalio, un elemento químico con características idóneas para la
fabricación de componentes electrónicos de pequeño tamaño, ideales para
nuestros teléfonos móviles. La mayor parte de este material procede de Ruanda y
la República Democrática del Congo, donde muchas minas son propiedad de grupos
armados que emplean a trabajadores en
condiciones lamentables. Instituciones internacionales como UNICEF denuncian
que hay más de 40.000 menores trabajando en estas minas. Violaciones de los
derechos humanos se unen, en este caso, al impacto ambiental ocasionado por el
desarrollo de la tecnología, mediante una actividad minera que no cumple con
las normas básicas de prevención, seguridad y respeto al medioambiente.
Consumo de datos y el calentamiento
global
La popularización de la tecnología y
la mejora de las redes de comunicación provocan un incremento exponencial de
los dispositivos conectados a Internet. Mediante nuestros teléfonos móviles
solicitamos servicios, enviamos mensajes y descargamos música, en definitiva,
aumentamos el tráfico de datos por la red. Y todos estos datos contribuyen a la
contaminación tecnológica, ya que necesitan lugares seguros dónde almacenarse y
ser tratados, lo llamados data centers o centros de datos.
A medida que aumenta el volumen de
datos, crece el número de centros de datos para almacenarlos. Estas
instalaciones necesitan electricidad para mantener los servidores, sistemas de
almacenamiento, dispositivos de redes y también los sistemas de refrigeración.
El consumo es tan elevado, un 2% de la producción eléctrica mundial, lo que
provoca que las emisiones de gases de efecto invernadero de los data centers
sea similar al de las aerolíneas.
Grandes empresas como Google,
Microsoft o Amazon trabajan para mitigar la contaminación ambiental de sus
nuevas tecnologías, buscando reducir el consumo energético de sus centros de
datos, optimizando los sistemas y los algoritmos y también ubicando muchos de
ellos en zonas de bajas temperaturas, donde es más sencillo refrigerar los
servidores sin consumir energía.
Residuos de aparatos eléctricos y
electrónicos
En la actualidad casi cualquier
dispositivo tecnológico se reemplaza mucho antes de llegar al final de su vida
útil. Algunas prácticas deshonestas por parte de la industria, como la
obsolescencia programada, suponen uno de los ejemplos más claros de contaminación
tecnológica, de manera que reducen de forma consciente la vida media de un
aparato electrónico para forzar al consumidor a comprar uno nuevo.
Pero, como hemos visto antes, todos
estos aparatos contienen metales y compuestos químicos que, si no son tratados correctamente,
pueden provocar contaminación tecnológica con consecuencias para el
medioambiente.
La solución a este tipo de polución
pasa por la reutilización y el reciclaje. Mediante la reutilización, los
aparatos eléctricos y electrónicos pueden tener una segunda vida, lo que
extiende su vida útil, y mediante el reciclaje se evita la extracción de
materias primas de las minas, evitando que acaben dañando nuestro entorno o
exportados a vertederos del tercer mundo, en los que recicladores informales
trabajan en condiciones insalubres.
Tomado de: https://hablandoenvidrio.com/la-contaminacion-tecnologica-ejemplos-y-su-impacto/
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